miércoles, 30 de marzo de 2011

Ordenando los conceptos....

Aquí estoy enfrascada en el mundo de las calorias, los nutrientes, las grasas etc...
Para poder empezar y llevar a cabo una dieta de la forma más eficaz posible he decidido entender y aclarar una serie de conceptos que son básicos.

Aquí va la Primera lección:

En general todos los alimentos que comemos están formados por tres nutrientes: los glúcidos,los lípidos y las proteínas. Cada alimento obtiene su gusto, textura y valor nutricional de la combinación de estos tres.
Hace mucho tiempo los nutricionistas sólo daban importancia al valor calorico de los alimentos y por ello todas las dietas se basaban en hacer un recuento calorico de cada comida. Fue un fracaso durante mucho tiempo.
Hoy en dia se interesan más por el origen de esas calorías y de como se combinan los nutrientes. Está demostrado que el organismo asimila de diferente forma las calorias en función de su origen; no es lo mismo para el organismo 100 calorias proporcionadas por un producto de bolleria que 100 calorias proporcionadas por un filete de pollo. También se sabe que se asimilan de diferente forma las calorias ingeridas a diferentes horas; Son asimiladas de diferente forma las calorias aportadas por la mañana que las de por la noche aún cuando el nutriente sea el mismo.
Estos dos datos nos pueden ayudar a entender un poco más el porque de las directrices a seguir en los planes dietéticos y siempre los podremos tener en cuenta aún cuando no estemos siguiendo ninguna dieta, simplemente para mantener una alimentación equilibrada.

1-. LOS GLÚCIDOS O HIDRATOS DE CARBONO.


Conforman el 50% de nuestra ración energética diaria.
El azúcar blanco y derivados ( golosinas,bombones…)
  Son de penetración ultrarápida
Los feculentos: harinosos (pan, galletas..) pastas, patatas, guisantes, legumbres, etc..
Son de digestión lenta y producen fermentaciones (gases )
Algunas frutas ricas en glúcidos: plátano, cerezas y uvas

Todos los alcoholes, incluido el vino.


Todos ellos facilitan la secreción de insulina, que favorece la creación y almacenamiento de grasas.

Hay estudios que dicen que nuestra predilección por el sabor azucarado puede estar relacionado con nuestra infancia atribuyendo al alimento azucarado el recuerdo de una recompensa, algo gratificante, y que por ello nos calma en situaciones de estrés o malestar general.

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